Tras presentar varios adelantos que confirmaron una personalidad encendida, sensible y muy ecléctica, el dúo chileno Metalengua finalmente estrena su álbum debut, un trabajo de trece canciones divididas en lado A y B que fusionan la poesía, la fiesta, el romance y la experimentación.

Bajo el título de «Chispop», tradicional golosina chilena presente en todo cumpleaños infantil, Metalengua sintetiza su esencia, su naturaleza marcada por colores intensos, un sabor tan fascinante como extraño, y la evocación de una fiesta eufórica donde niños y adultos comparten juntos en una mesa con mantel de plástico mientras la música suena bien fuerte.

«Sentimos que nuestro estilo de música podría sonar en cualquier cumpleaños a lo largo del país, porque tiene ese espíritu de fiesta familiar, sin restricciones de edad, género o proveniencia (…) Todo Chile conoce los chispop, así que podríamos decir que, de alguna manera, este nombre también tiene algo de espíritu nacional. Si el mundo se ha maravillado con el K-Pop, ¿por qué no con el Chispop o Chilean Pop?», expresa el dúo.

Transitando con naturalidad por géneros como el flamenco, los corridos, la cumbia, el reggaetón y la música electrónica, el nuevo álbum de Metalengua propone un viaje desprejuiciado en el que la creatividad y la colaboración son piezas clave. Canciones profundas y emotivas como «La baba del sol» –un vals en colaboración con Rosario Alfonso– u «Ojitos de planeta» –un flamenco con toques urbanos producido por Javier Barría– dialogan con los universos disímiles de tracks para bailar hasta abajo y hasta la madrugada como «Trompo», «Tecno meteoro» o «23×3».

Sobre la identidad de la nueva placa, los hermanos Pascal y Martín Torres detallan que «queríamos que escuchar este disco sea como presenciar un show en vivo, donde transportamos a la gente por un espectro amplio de emociones y energías. La misma persona puede reír, bailar y llorar en una distancia de un par de tracks. Además, hay varias canciones que son muy dedicables, pueden ser la banda sonora de romances y de quiebres amorosos también. En ese sentido, es un álbum que busca mover las emociones de quienes lo escuchen y que se vuelva parte de sus vidas».

­Entre las colaboraciones del álbum se destaca «Campaní», cumbia interpretada junto a Juanito Ayala que incorpora elementos del folclor, la música sound y hasta el género urbano, entregando así una propuesta de cumbia urbana moderna que resulta refrescante y necesaria, y que a la vez resalta con maestría la ambivalencia clásica del género en cuestión y también del universo Metalengua: la melancolía y la fiesta.

Otra de las sorpresas del disco que deja en evidencia la versatilidad y la incesable y curiosa búsqueda del proyecto es «Amor Condenado», un corrido basado en hechos reales. Aquí, Metalengua relata una compleja historia de amor y la acompaña de poderosos arreglos de bronces que aportan una nueva perspectiva y color a su lenguaje rebelde, callejero y urgente que ha conquistado tanto al público del circuito indie, como al del mundo folk y de la escena urbana.

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