El compositor Ema Tahiel presenta su reciente single «Los Ojos de Betty Boop», en la cual propone una melodía tan envolvente como enigmática.

Esto es lo último del cantautor, que en 2022, previamente, había lanzado el EP, «El Abajo Firmante», documento que contenía cinco canciones rebosantes de sensibilidad e intensa interpretación, donde la voz de Tahiel adquiría un matiz distinto entre cada tema.

Así, en el sencillo, logra complementar un futuro musical que augura buenos resultados. Y esto porque en la canción, interpreta un relato de una sutil riqueza, que da especial preponderancia a la descripción de momentos únicos, dando relevancia a observar el paso del tiempo. Con ello, invita a imaginarse deambulando por lugares comunes, donde se van definiendo sensaciones en acciones cotidianas, mientras la música evoca nostalgia y rememora el pasado.

Desde ahí, el artista logra situar una historia que impacta y cautiva a sus oyentes, con citas a Betty Boop, Luis Alberto Spinetta y John Lennon, como parte del repertorio cotidiano de una época pasada. Y es que en «Los Ojos de Betty Boop» se percibe una oda a la nostalgia, que incluso se reconoce en la portada del single, la que se inspira en la revista «Ritmo de la Juventud», suplemento de la década de los sesenta; y que refuerza esa remembranza a aquello que evoca felicidad a partir de vivencias anteriores.

De este modo se evidencia a una apuesta en la que el artista busca relevar suavidad y mesura en sus composiciones, elementos que son posibles a partir de un profundo vínculo con las palabras, aspectos centrales en este nuevo sencillo. En donde los vaivenes sonoros y literarios presentes en la canción, evocan una imagen propia de la cultura pop, como un lugar recurrente entre sueños e imaginarios; convirtiéndose en un puente propio de momentos para generaciones enteras.

En cuanto a los sonidos presentes en la canción, se articula un ritmo marcado por la percusión como principal vértice. Así, el relato cobra mayor realce con la interpretación de cuerdas que refuerzan la intimidad sujeta a la canción, la que adquiere aún mayor intención con la intensidad vocal de Ema Tahiel.