Este domingo, en el Hospital Salvador, falleció el escritor nacional Germán Marín, a los 85 años. El artista había publicado este mes lo que fue su última obra, una serie de cuentos titulada «Un oscuro pedazo de vida». Este 2019, también, fue nombrado como profesor honorario de la Universidad Diego Portales, por su aporte a la literatura iberoamericana.

Según describe el archivo Memoria Chilena, Marín fue «uno de los narradores chilenos que presenta en la actualidad una de las obras más logradas, sugerentes e interesantes de la narrativa chilena de fin de siglo y comienzos del actual».

Una carrera en las letras que inició tarde, pero que se extendió por 45 años, con reconocimientos como el Premio Municipal de Literatura de Santiago en 2000 y 2010, del Consejo Nacional del Libro y la Lectura en 1995, Atenea 2008, entre otros.

Marín estuvo un año en la Escuela Militar, institución de la que fue expulsado y donde uno de sus instructores fue Augusto Pinochet. También fue alumno de Jorge Luis Borges en Buenos Aires y en su regreso a Chile formó parte de distintos proyectos editoriales, colaborando en la editorial Quimantú, impulsada por el gobierno de Salvador Allende. Allí publico «Fuegos Artificiales», su ópera primera.

Además, junto al poeta Enrique Lihn fundó la revista y editorial Cormorán. En exilio se estableció en México, donde publico la obra gráfica «Chile o muerte», y en Barcelona, colaborando con varios escritores chilenos. Fue en su regreso a Chile, en 1992, cuando publicó su obra más popular: La trilogía «Historia de una absolución familiar», compuesta por las novelas «Círculo vicioso», «Las cien águilas» y «La ola muerta». Precisamente este último tomó fue elegido entre los mejores libros chilenos del siglo XXI en una encuesta entre críticos y periodistas, realizada por el diario La Tercera.