Este martes falleció, a los 90 años, el actor y cantante chileno Luis Enrique Gatica Silva, quien es considerado una figura fundamental del bolero latinoamericano, al punto que le valió ser el segundo nacional en recibir una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Es padre del actor mexicano Luis Gatica y tío del destacado productor musical Humberto Gatica.

Lucho Gatica inició su carrera musical a comienzos de la década de los cuarenta, impulsado por su hermano Arturo, con quien comparte una estatua en su honor en su natal ciudad de Rancagua. En 1943, grabó su primer disco «Negra del Alma», acompañado por Antonio Muñoz y Ernesto Rossón en la guitarra. Pero fue en los cincuenta cuando adquirió mayor popularidad, cuando se radicó en México.

La enciclopedia MusicaPopular, define al artista como «la figura más gloriosa de la música popular universal surgida en Chile «, teniendo a su disposición «el cancionero más granado de la época de oro de los boleros americanos». En resumen, su repertorio considera más de ochocientas piezas registradas. Entre ellas, figuran «No me platiques más», «Contigo en la distancia», «Tu me acostumbraste», «La puerta» y «Voy a apagar la luz». De hecho, cinco de las canciones del primer disco de boleros de Luis Miguel, «Romance», fueron estrenadas en su tiempo por el chileno.

Su influencia le permitió codearse con grandes exponentes mundiales, tales como Elvis Presley, Los Beatles, Frank Sinatra y Julio Iglesias. Inclusive, antes de su participación en el Festival de Viña 1996, En enero de 1996, justo antes de su visita al Festival de Viña, recibió un homenaje por parte de Julio Iglesias, Celia Cruz, Olga Guillot, los Panchos, José José, Luis Miguel, Juan Gabriel y otros cantantes en Miami. Entre sus otros tantos reconocimientos figura, en 2002, la Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral por su aporte a la educación, cultura y docencia, además de la Orden al Mérito Artístico Cultural Pablo Neruda en 2012.

Asimismo, en su faceta de actor participó en películas como «Teatro del crimen» (1957), «A sablazo limpio» (1958), «El secreto de la ouija» (1988), entre otras. A través de su cuenta de Twitter, la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, señaló que «con su enorme talento conquistó grandes escenarios del mundo, dejando una huella imborrable en un género musical».

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