En el marco de Feria Pulsar 2020, se llevó a cabo el lanzamiento de «200 Discos de Rock Chileno: una historia del vinilo al streaming», publicación que recorre los 50 primeros años del rock nacional a partir de anécdotas y análisis tanto de álbumes emblemáticos como de aquellos ubicados en los bordes del estilo.

En el conversatorio, que se realizó vía Zoom durante el evento, participaron los expositores Juan Pablo González y María de los Ángeles Cerda, además de los autores del libro: los periodistas Gabriel Chacón y César Tudela, el profesor de historia Cristofer Rodríguez y el sociólogo Felipe Godoy.

«Fue muy difícil poder hallar algunos de esos discos (de las primeras décadas que se mencionan en el libro), porque aparte nosotros tenemos la suerte justamente de que para esas décadas contamos con bibliografía y con harto estudio, entonces llegar a esos discos – para tenerlos en lista – fue más fácil que ya en las décadas recientes, donde ya empieza a primar más el gusto. Para esa época hay un montón de investigadores y bibliografía para poder llegar a los nombres, pero para llegar a los discos eso ya fue una tarea complicada», expresó César Tudela.

Para recopilar el material, recurrieron a diversos contactos, recurrir a la memoria de los músicos, salidas a terrenos, y búsqueda activa con coleccionistas o mercados persas, así como también construir álbumes canción por canción, por la disposición de algunos usuarios de compartir en internet sus colecciones personales, que incluyen canciones de antaño que solo se encontraban en formato físico.

DEL VINILO AL STREAMING

Durante este medio siglo de revisión, los discos han tenido importantes transformaciones a lo que soporte se refiere. Se ha transitado desde el vinilo, pasando por el cassette, el disco compacto (CD), el MP3, y actualmente, en plataformas de streaming online como Spotify, Deezer, entre otros. Es por ello, también que la publicación aborda la importancia de aquello según el contexto y el formato original de estreno de cada disco.

«Hubo esa preocupación por el soporte, porque el título del libro tiene al disco como protagonista. Desde la introducción y el proceso de análisis de cada disco, hacemos la importancia del objeto, el disco como tal. Estuvimos escuchado en tocadiscos y caseteras, entendiendo que en la época del vinilo y del cassette, había un lado A y un lado B (a diferencia del streaming, en donde el oyente puede elegir canción y hacer listas personalizadas), donde incluso era muy importante situar cada canción como comienzo del Lado A, comienzo del Lado B o como final del Lado A, y cómo esta se conectaba con el Lado B, incluso haciendo historias paralelas entre un lado y otro», resumió Gabriel Chacón.

Foto: Miguel Yáñez Hernández – Agenda Chilena (Foto contexto de colección personal, no necesariamente los discos que aparecen están expuesto en dicho libro).

«Por ejemplo, en el vinilo (…) los productores ponían entre paréntesis el estilo que era cada canción, y ahí podemos ver que ‘Puré de Papas» (Cecilia), para la época era considerado un rock lento. Entonces, nos afirmamos de ese argumento para poder considerar y entender que el rock es algo que se está moviendo: se entiende de una forma en una época y en otra, no», agregó César Tudela.

El punto de inflexión entre el vinilo y la actual forma de escuchar música fue el MP3, que inició la transición entre lo análogo y lo digital, siendo además un elemento clave en la recuperación y/o reconstrucción de cultura de antaño, pero que en su auge generó dudas y cuestionamientos.

«En una parte del libro, cuando hablamos del MP3, y todo el impacto que tuvo en los 2000. Se criticaba mucho, sobre todo la industria, por la idea de la piratería y ese miedo de que se podían quedar fuera del mercado. Se criticaba mucho a la gente que compartía el MP3, casi que se los criminalizaba (…) Leímos un par de estudios que mostraban y buscaban caracterizar el por qué la gente usaba el MP3: había gente que los descargaba para ahorrarse el disco, pero había muchos otros motivos también. Estos estudios también decían que la gente usaba el MP3 para poder hacer una recuperación cultural, para poder encontrar cosas que no se podría encontrar en el mercado por distintas razones, y en Chile lo vimos muchos», señaló Felipe Godoy. Como se mencionó en párrafos anteriores, este proceso fue clave para hallar discos que eran imposibles de acceder de otra manera, sino a través de internet.

DE THE RAMBLERS A CAMILA MORENO

Como mismo describe el título del libro, los autores reseñaron 200 discos para detallar cómo el rock fue evolucionando durante una década a otra. Para ello, durante el conversatorio se habló de ciertos álbumes que fueron claves para entender este proceso. «El rock chileno, a comienzo de la década de los sesenta, empezaba a ser protagonista, empezaba a hablar (…) Empezaron a proliferar una gran cantidad de artistas, como Dani Chilean, Fresia Soto, Gloria Benavides, Larry Wilson… con una característica en común, que todos estos artistas sonaban a través de sus singles, no del disco», apuntó Gabriel Chacón.

En esta revisión, el autor resalta la importancia que tuvo el mundial de fútbol de 1962, que se realizó en Chile, para que The Ramblers constituyeran un fenómeno a través de «El Rock del Mundial», que incluso los llevó al Festival de Viña del Mar, además de ser superventas con su disco homónimo, que se construyó a partir de una «acumulación de singles», vendiendo más de 80 mil copias, cifra que durante aquella época era todo un hito. En el surgimiento del rock en los sesenta, tomó relevancia la figura de Camilo Fernández (1930-2011), productor discográfico nacional y creador del programa televisivo «Música Libre», quien con el impulso de La Nueva Ola y La Nueva Canción Chilena,  fue contribuyendo al desarrollo de la industria, a través de una lectura adecuada del público de aquel periodo.

En tanto, en los setenta, según destacó César Tudela, el escenario del rock chileno comenzó «a emparejarse» y a crearse una «revolución», con jóvenes que «comienzan a absorber toda la cultura, tanto anglosajona como latinoamericana, tanto en conceptos musicales como sociales. En los 70, el rock era sonido y dinamita pura». Ejemplo de ello, era Aguaturbia, que comenzó a cambiar paradigmas a través de la importancia de la guitarra con Carlos Corales y la irrupción de la mujer en la escena con Denise.

Ya en los ochenta, el género comienza a sufrir una importante transformación. Al respecto, Felipe Godoy hace relación con «Viva Chile», disco de Electrodomésticos, estrenado en 1986. «Musicalmente hablando, uno podría decir que es el que mejor encarna en Chile el sonido y el ala más arriesgada post punk y de todo ese halo de música que vino reemplazar a ese rock clásico (…) Un estilo que se forjó a través de disquera independientes, y que tiene ese ímpetu por derribar todos los códigos y los clichés del rock más clásico: grandilocuencia, guitarras gruesas, los solos de la guitarra, figura endiosada de los vocalistas», concluyó agregando que se expresa la subversión de la época con un estilo contracorriente, el uso de samples, recontextualización de discursos y como portavoz de otros.

«El rock en los 70 estalla, como que chocara con un muro y estalla en mil pedazos, que comienzan a cobrar vida propia desde el punk en adelante. Los Ex es como uno de esos pedazos que quedaron flotando, y es muy importante la presencia de Colombina Parra, la hija del antipoeta (Nicanor Parra), porque además coincide con una tercera ola del feminismo, como que hay una reinvención de la mujer, que aparece con otras posibilidades de pararse públicamente. Hay una mayor heterogeneidad de estereotipos, o más bien, una ruptura de los estereotipos y una búsqueda de otras opciones (…) Yo pondría  a Los Ex en ámbito del estallido del rock y la increíble diversificación. La necesidad por tener un diversidad más grande de música se benefició de este archipiélago del pop rock, que recibimos al mismo tiempo en los noventa», expresó Juan Pablo González sobre esta última década.

A fines del siglo XX, claramente, la industria de la música chilena se generaba principalmente por medio de disqueras multinacionales, dándole a la canción un estilo mucho más cercano al de mercado, una tendencia que comienza a cambiar a principios del siglo XXI, donde las bandas comenzaron a autogestionar su contenido e incluso a formar sus propios sellos. «Cuando estos discos toman un peso por sí mismos, es porque transcienden en la escena completa. El espíritu de independencia es súper del 2000», intervino María de los Ángeles cerca contextualizando con el «disco rojo» de Weichafe, el cual comenzó a crear comunidades de fans leales, con un álbum que representa una «cuestión emocional intensa, que genera mucha conexión».

«200 Discos de Rock Chileno: una historia del vinilo al streaming», que aborda la etapa entre 1962 y 2012, se encuentra disponible a la venta a través de ocholibros.cl