A sus 23 años, el contrabajista chileno Nahuel Blanco agrega un nuevo matiz a su carrera como compositor e intérprete de jazz. «Monte», su segundo álbum disponible en plataformas digitales, es una muestra de la dedicación, estudio y talento que el artista deposita en su música.

Ambientes que transmiten tranquilidad y cercanía, melodías que quedan grabadas en la memoria e improvisaciones que no se estiran más de la cuenta hacen de «Monte» un disco digerible no solo para quienes están familiarizados con el mundo jazzero, sino también para amantes de la música clásica y popular.

Tal como comenta Nahuel Blanco, estas ocho canciones gozan de un espíritu familiar. Fruto de esos días de confinamiento que el autor pasó en el sector Monte Lorenzo, en la comuna de San Vicente de Tagua Tagua, entre los años 2020 y 2021, al mismo tiempo que debutaba con un disco homónimo.

En esta ocasión es acompañado por Camilo Aliaga en piano, Ignacio Moreno en saxo tenor, Mauricio Gallardo en vibráfono y Ramiro Ayala en batería (además de los invitados Sebastián Jordan en la trompeta de «12 pasos» y Raúl Aliaga en el cajón peruano de «Pasante»).

Por ejemplo, en canciones como «Gabriel» y «12 pasos» se pueden apreciar delirantes frases de contrabajo en diálogo con las relajantes notas que aporta el vibráfono. O en «Variable», donde el piano colorea con tonos cálidos los dibujos que van trazando los demás instrumentos. El saxo, por su parte, cuenta su propia historia en «Saltimbanqui». Incluso la batería encuentra su clímax al final del álbum, en la canción «Encuentro», por medio de desvariados redobles que provocan un efecto hipnótico.

Toda una experiencia sensorial a cargo de músicos que en su mayoría son parte de la nueva generación del jazz chileno, etiquetada por especialistas como el periodista Iñigo Díaz como la generación del jazz de la post pandemia. Una camada de artistas a la que también pertenecen proyectos como María y Los Templos, Juan Pablo Salvo, Surreal, entre otros.