«Con la música busco, de alguna forma, revelar todo lo que siento y lo que me toca vivir, y quizás muchos también comparten mi visión. Para mí, hacer canciones se trata de eso: Expresar las cosas con la mayor honestidad y sinceridad posible. Eso fue lo que aprendí de grandes cantautores como Violeta Parra, Víctor Jara y Jorge González… crear sin temor». Esa es la filosofía y las inspiraciones de Juan Pablo Espinosa, músico emergente nacional, que desde hace más de una década está dedicado a escribir y componer, pero que hasta poco menos de un año pudo concretar su trabajo a través de un álbum. Singles como «Santiago te abres al mundo» y «¿Qué debo hacer para que la bonita se fije en mí?» son los que más han destacado dentro de su repertorio indie.
Se trata de «Paren el mundo que me quiero devolver», un compilado de nueve canciones que expresan estas vivencias. A fines de 2013, el productor Patricio Marty, a quien conoció en la Escuela Moderna, le comentó su intención de grabarle un disco a un artista, y tras un café y una reunión, se pusieron manos a la obra en marzo de 2014. Esta experiencia la describe como enriquecedora y, a la vez, desgastante, como todo aquello que hace con esfuerzo y dedicación. «Lo grabamos con una guitarra que sonaba en un computador, una voz, un sintetizador y un VCT una vez por semana, por lo que una canción se terminaba en un mes», comentó.
Pero eso no fue todo, ya que Juan Pablo quiso darle un valor agregado a su primer trabajo. Una entrega muy artesanal, muy hecha a mano, algo que considera como la esencia que todo músico debe tener presente, sin dejar lado el amor por lo que uno hace.
Explotando sus habilidades en el dibujo, se encargó del arte y del diseño de la carátula y la contraportada, ambas con un mensaje tajante, pero que grafica fielmente el contexto actual de nuestra sociedad. «Es un mundo que en cierto aspecto se ve bonito, pero que si tú lo analizas, visibilizamos cosas graves. Hay un matrimonio que está separado por un cuchillo, así como también un misil que se dispara desde alguna parte… Es algo que estamos viviendo hoy en día, con una amenaza de una Tercera Guerra Mundial», explicó.
«El logo de Facebook indica el dominio de las redes sociales, que si bien pueden ser buenas, el no saber contralarlas puede ser algo demasiado dañino. Hoy en día, somos más dependientes de ellas más que de las relaciones interpersonales… Un tema que abordo en mi disco, sobre todo en el primer single. También encontramos una mano con un cartel, que simboliza la actualidad de Latinoamérica: Las manifestaciones sociales exigiendo sus derechos», agregó.
En resumen, para el artista el hacer música no es solo cantar e integrar acordes, sino que también es una invitación a reflexionar sobre lo que sucede a nuestro alrededor, y también dar a conocer un punto de vista distinto, por supuesto, sin el ánimo de obligar.
«QUIERO PRESENTARME A ESTADIO LLENO Y HACER HISTORIA CON MI MÚSICA»
Juan Pablo, ¿cómo ha sido el proceso de promoción de tu disco?
Lento, para ningún artista eso suena nuevo, porque es un proceso bien costoso. Si lo comparamos con generaciones anteriores, las promociones son más rapidas, pero menos masivas. La venta ha sido lenta, pero hay cada vez más gente que me escucha a través de las redes sociales. Hoy en día se compran muy pocos discos, por lo cual el mayor consumo se realiza a través de las plataformas de streaming… algo que en nuestro país no es tan recurrente, pero que toma fuerza cada vez. Creo que un músico tiene que motivar a su audiencia a comprar la versión física, porque es ahí donde se ve el verdadero trabajo, más que el sonido, se expresa el concepto visual que se quiere manifestar.
Para varios músicos, ingresar a la escena musical chilena es algo complejo y que toma tiempo, porque el espectro crece cada vez más. En tu opinión, ¿cómo observas el panorama de la industria actualmente?
Esto va a seguir avanzando y va a ser cada vez mejor. Los 80 fue una época con pocas bandas, pero con producciones bastante buenas, fue un tiempo en donde los artistas tenían una difusión mucho más potente, a través de la reproducción de videoclips en programas como «Más Música» y «Sábado Taquilla». El concepto era mucho más masivo y elaborado.
En los 90′ la industria pasó por uno de sus mejores momentos económicos, la platita dulce. El número de bandas comenzó a aumentar y salían mucho de gira… se hicieron grandes discos como «Peces» (Lucybell), «Doble Opuesto» (La Ley)», «La espada y la pared» (Los Tres) y «Ser humano» (Tiro de Gracia). No había problemas de financiamiento, pero no tenían la misma difusión que la generación de ahora. Ahora es con menos recursos, más rápida, pero menos masiva: Puedes publicar tu video en YouTube, pero cuesta más que te vean… antes tenías garantizado ese aspecto.
La generación tiene ahora la ventaja de que puede hacer todo desde su propia casa, incluso muchas veces sin la necesidad de un productor, y cuenta con mayor libertad. A mí me sorprende la cantidad de bandas que están saliendo hoy en día. Lo que sí me preocupa es que a pesar de la música que están haciendo es muy buena y bien hecha, la puesta en escena la noto un poco débil en ese sentido: Nos falta creernos el cuento, como lo han hecho las grandes bandas de Inglaterra… Falta trabajar mucho arriba del escenario y en cuanto al tema de las letras, si bien debe existir una diversidad, nunca se debe olvidar de lo que está pasando.
En tu Twitter expresaste una vez que varios te consultaban por qué en tus letras no hay inspiraciones románticas, algo que, por el momento, consideraste fuera de tu interés…
No es que no me interese, pero si siempre lo hiciera, sería fome, algo autodestructivo de mi parte. Puedo hacer canciones de diversas temáticas… En realidad, yo hablo sobre las cosas que a mí me inquietan, que me incomodan, que me provocan, esas cosas me motivan. Claro que si en algún momento me gustara una mujer, me inspiraría y escribiría letras románticas.
No me interesa hacer canciones románticas. Me interesa hablar sobre otras cosas en mis canciones como el abuso de poder o el vegetarianismo.
— Juan Pablo Espinosa (@juanpabloemusic) 22 de octubre de 2015
Diste un paso en tu carrera al agregar una banda en tus presentaciones… Cuéntanos cómo surgió todo este proceso…
Efectivamente, estoy trabajando con más artistas, a quienes los busqué y contacté a través de internet. A ellos, por supuesto, les pago, porque valoro y respeto el gran cariño y dedicación que invierten al ensayar mis temas. El retribuirles y sumar más gente a mi equipo fue un desafío que me propuse, porque sentí la necesidad de hacerlo. Tengo dos formas de presentarme: soy flexible en el caso de que alguno tenga un inconveniente para acompañarme, todo depende del escenario y el espacio.
Cumplida ya esta meta, ¿cuáles son los próximos pasos?
Se viene la grabación de mi primer videoclip, del single «Paren el mundo que me quiero devolver», el que estrenaremos próximamente, por lo cual invito a todos a estar atentos a mis actividades, trabajo musical y gráfico a través de mis redes sociales.
Yo siempre me tomo las cosas a pecho, esto no es cualquier cosa. La música la siento con amor y es el motor que me permite seguir haciendo canciones y dedicándome a esto, y poder llevarlas a todos los lugares del mundo. Me encantaría más adelante llegar a tocar en un Estadio Nacional lleno, recorrer todo Chile y también ir de gira por Latinoamérica. Mi meta es ser uno de los cantautores más importantes de Hispanoamérica, es lo que más quiero, pero más allá de eso, lo que más me apasiona es disfrutar con mi trabajo y que la gente vibre con ello.
Este viernes 20 de mayo, desde las 22 horas, Juan Pablo Espinosa se presentará en vivo en «La cueva del conejo» (Santo Domingo 2410, Barrio Yungay, Santiago), instancia donde compartirá escenario con Vikenx Taylor. La entrada al evento es de $1.000 y además se puede adquirir su disco firmado a tan solo $3.000.
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