La previa del Festival de Viña 2020 marcada por la violencia, que puso en riesgo la integridad física de la prensa, artistas, pasajeros y funcionarios del Hotel O’Higgins, que estuvieron por horas aislados en sus dependencias, y tuvieron que ser evacuados posteriormente, trajo también consecuencias por el show. En una primera instancia, la cancelación de la obertura y la postergación de la competencia folclórica e internacional, puesto que varios no pudieron trasladarse hasta la Quinta Vergara, que está a unas cuadras del lugar que fue atacado en su frontis.

Es por esta situación, que la inauguración se redujo a palabras de los animadores Martín Cárcamo y María Luisa Godoy. «La Quinta Vergara es la casa de ese ser entrañable que llamamos ‘monstruo’, pero que tiene un corazón enorme que late con fuerza en los pechos de miles de hombres y mujeres de todas las edades y condiciones; que hoy más que nunca quieren escuchar, pero también ser escuchados. Quieren respetar, pero también ser respetados», intervino la conductora de TVN; mientras que el presentador de Canal 13 agregó que «somos 17 millones de personas. Ustedes que están acá, otros que están en sus casas y todos tenemos el mismo sueño: soñamos con un futuro mejor, con un Chile justo, con un Chile diverso e inclusivo, un Chile con más y mejor oportunidades para todos (…) Un Chile fraterno, un Chile unido».

EL GIRO POLÍTICO DE STEFAN KRAMER

Posteriormente, abrió el show artístico el puertorriqueño Ricky Martin, uno de los artistas latinos más importantes de la industria musical, quien se llevó la Gaviota de Oro y Plata. Luego fue el turno del comediante chileno Stefan Kramer, presentando una rutina que comenzó creando «una conversación» con Ricky Martin y que hizo alusión al contexto del país, marcada por un profundo mensaje político, de consignas que han sido parte del estallido social del 18 de octubre e historias en torno a este.

Parte de esto fueron las imitaciones a figuras políticas como los ministros Jaime Mañalich, Marcela Cubillos, Karla Rubilar; el ex ministro Francisco Vidal; el alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín; el senador Manuel José Ossandón; el ex alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, el diputado Gabriel Boric, el político venezolano Nicolás Maduro y el presidente de Chile, Sebastián Piñera. Varias de estas sacaron pifias para los involucrados por parte del público.

También aludió a personajes mediáticos como el ancestrólogo Pedro Engel, el geógrafo Marcelo Lagos, el astrónomo José Maza, Arturo Longton, Miguel «Negro» Piñera, Andrónico Luksic, Patricia Maldonado, el veterinario Sebastián Jiménez, la activista sueca Gretta Thunberg; futbolistas chilenos como Alexis Sánchez, Claudio Bravo, Gary Medel, Jorge Valdivia, el extenista Marcelo Ríos; del espectáculo como Diana Bolocco, Rafael Araneda, Martín Cárcamo, Francisco Saavedra, Karol Lucero; y de la música como Alberto Plaza, Floricita Motuda, entre otros. Asimismo, imitó también a personajes accesorios como vecinos, «semáforos humanos», además de su padre y suegra.

Bajo este contexto, Kramer también aprovecho de ironizar sobre el cuestionado Museo de la Cera, instalado en Las Condes. Pero uno de los momentos que se tomó la rutina fue un partido de tenis como Nicolás Massú, algo que se causó revuelo en su debut en 2008, pero que esta vez adaptó a la contingencia a través de personajes y objetos. La actuación le trajo aplausos y la Gaviota de Plata. Aunque en Twitter, generó distintas visiones: algunas, aplaudiendo su genialidad; y otros, que cuestionaron que su rutina estuvo cargada hacia solo un sector político. En un punto de la rutina, Kramer aludió que «la revolución de Chile no es de izquierda o derecha, es de la conciencia».

Foto: Agencia Uno – Festival de Viña

El bis del comediante tuvo una mixtura entre historias y música. Primero, una parodia de la situación que vivió la actriz Catalina Pulido con Carabineros en camino a Farellones en julio pasado; e interpretó a Jorge González y Ricky Martin. Para finalizar, invitó al escenario a su esposa, también cantante, Paloma Soto, con quien cantó y bailó. El espectáculo culminó con la entrega de la Gaviota de Oro y una selfie del matrimonio, los animadores y el público. La rutina logró una media de 52,2 puntos entre las 23.55 y las 01.11 horas, y un peak de 57.

El cierre de la noche estuvo a cargo del puertorriqueño Pedro Capó.