Carlos Justiniano Nail es oriundo de una tierra fértil para los músicos chilenos: la Región de Biobío. Establecido en Alemania desde los noventa, inició su carrera como parte de orquestas de música bailable y cantando en peñas y actos culturales varios. En sus 40 años de trayectoria, cuenta con 18 discos y presentaciones en 20 países del mundo.

Un currículum suficiente para ser el presidente del jurado del Festival del Huaso de Olmué, más aún cuando el certamen celebra sus 50 años. «Creo que tengo mucha experiencia en lo que ser jurado se refiere. Fui jurado nacional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes en modalidad música popular, así que muy feliz de haber aportado en esta fiesta», nos explicó el músico en entrevista exclusiva con Agenda Chilena.

En la previa a conocerse «Del Ñielol vienen bajando», de Miguel Ángel Pellao y el grupo Kantarauco, como ganadores de la competencia folclórica de Olmué 2019, Justiniano nos explicó que utilizó cuatro criterios para decidir el puntaje de cada uno de los participantes: en primer lugar, el texto como poesía; el segundo, la música como arreglo; tercero, la interpretación; y por último, la puesta en escena. «Hubo bastante parecido en las apreciaciones del resto de los jurados, no todos somos músicos, y aunque yo lo veo como músico, todos los jurados llegamos a la misma conclusión», afirmó.

¿Cuál cree que ha sido el aporte del Festival del Huaso de Olmué a nuestra música en este medio siglo?

«El Huaso de Olmué es uno de los últimos baluartes que van quedando para volver a escuchar música nueva: música que emerge de la nada, y que se convierte en una canción en que la gente puede conocer, querer y mantener en el tiempo… Y Viña ha perdido un poco de eso, porque la gente no se preocupa mucho de la competencia; en cambio, aquí sí, y mientras eso se conserve, Olmué va a seguir tan grande como es ahora… y va seguir creciendo… Ese es el aporte: ayudar a hacer crecer el cancionero de nuestro acervo cultural a nivel nacional (…) Mucha gente después triunfar acá va a Viña, es la antesala a Viña, pero para ser honesto es tan importante como Viña».

«A LOS MÚSICOS CHILENOS LES FALTA ESTUDIAR»

¿Cómo ve el escenario de la música chilena actual?

«A los músicos les falta estudiar… creo que la base de todo esto es que hay que aprender armonía, no es tomar un instrumento y ponerse a tocar, hay un largo camino antes de empezar a componer: No es hacer canciones con dos acordes o tres. Hay trabajos muy buenos en Chile, como Elizabeth Morris, con una armonía muy exquisita y de muy alto nivel, pero también hay que gente que canta con dos acordes: Creo que se necesita un poco más de respeto hacia lo que hacemos».

Carlos Justiniano trabaja en el proyecto «40 años», que resumirá su discografía, con una mixtura de lo que ha hecho tanto en Europa como en nuestro país. Asimismo, se encuentra promocionando su último single «Yo me hago el huevón», que habla de las redes sociales, además de «resucitar» el tema «Putas que soy feliz», que grabó en 1987, «que son crónicas nuestras, muy de acá, crónicas urbanas», resume el cantautor, a la vez de definirse con una propuesta «trova entretenida, con textos mordaces, irónicos, críticos y con ritmos entretenidos».

Por otro parte, el cantautor cuenta con varios festivales europeos en el cuerpo, y uno de ellos es el Rudolstadt, en la frontera de Alemania con República Checa, y al cual en julio próximo asistirá por tercer año con una muestra en formato trío, que define como «trova medieval céltica», y que compone junto a un peruano-alemán en flauta traversa, un alemán en el cello; y él en guitarra.