Fueron casi 15 horas de pura música chilena, algo que no se ve en la televisión ni en la radio. El gran protagonista de la jornada era, sin dudas, Jorge González, uno de los músicos más importantes de nuestra historia que se despedía de los escenario tras casi 35 años de trayectoria con Los Prisioneros y como solista. Al punto de que cuando cada uno de los artistas desfilaba por la sala de prensa, al menos después de la hora de almuerzo cuando recién empezaron a llegar los medios de mayor alcance, la pregunta que se repetía era sobre sus impresiones sobre la retirada de Jorge, más que de los proyectos musicales de cada músico que presentó su show, aunque fuese un tiempo muy acotado.

El intenso calor se instalaba en el Estadio Nacional no era excusa para vivir una fiesta histórica. Los asistentes repletaban la cancha del coloso y se las arreglaban para capear el sol, aunque fuese con estructuras de cholguán sobre sus cabezas y una larga espera por hidratarse. A pesar de que la cumbre se denomina de «rock», hubo una nutrida variedad de estilos sobre el escenario, como el blues, el folk, el pop, la fusión, el indie, el reggae, el funk, entre otros. Aunque el ex líder de Teleradio Donoso, Álex Anwandter, cuestionó esta diversidad vociferando al micrófono que no pertenecía al rock, ya que lo considera como un «club de hombres» que no calza con el respeto a las mujeres y la comunidad gay que él plasma en sus canciones como solista.

Pero esas no fueron las únicas críticas, ya que Miguel Barriga, de Sexual Democracia, ironizó sobre su presentación tan temprana, mientras que Los Miserables dispararon contra Mega y su colega Luis Jara. Pero también hubo integración, cuando Sinergia invitó al escenario a Mel Contreras, una niña del Sename que conocieron durante sus clases de «Liberando Talento». También llegaron los reconocimientos previos a Jorge González, especialmente de quienes forman parte de su banda sonora y que lo acompañaron en su despedida: Pedropiedra interpretando «La balada de J González» y Gonzalo Yáñez recordando sus catorce años de amistad. Asimismo, Nicole, que teloneó el disco «Corazones», reversionó el clásico «Tren al sur».

Empezaba a esconderse el sol y Mon Laferte volvía a los grandes escenarios de Chile por primera vez desde su residencia en México, donde se demostró que tuvo que salir del país para que por fin sea reconocida en su tierra. Fue número recurrente del día, ya que también fue invitada por Los Tres y Los Tetas.

Cambios en las exigencias técnicas por parte del staff de Diacero interrumpieron por media hora la maratón. Tras el debut del proyecto, vino el momento más esperado: el último show de Jorge González, la entrega de la Órden al Merito Pablo Neruda a su trayectoria y su despedida en grande acompañado de sus dos hijos. La leyenda cerró un ciclo entregando el premio «Ícono del Rock» a otro referente como Álvaro Henríquez, quien posteriormente hizo cantar al público con grandes éxitos de Los Tres. Luego de las emociones, vinieron las voces de Francisca Valenzuela y Manuel García, para dar lugar al baile y el carrete, a cargo de los Chancho en Piedra y tres bandas que forman parte de la Nueva Cumbia Chilena.

En resumen, fue una Cumbre del Rock Chileno con distintas sensaciones y que, a pesar de que muchos nombres se repitieron, logró convocar a una variedad de generaciones y trayectorias en la música chilena, con prácticamente todos los gustos representados, generando así un punto de encuentro entre distintos públicos y también entre artistas, quienes comparten su compromiso de continuar valorizando el género. Faltaran o sobraran agrupaciones, el evento logró en un solo día superar la cobertura de los medios tradicionales y permitirle a la gente, fuera como fanática o «mona», conocer la riqueza de talento que hay en nuestro país.

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