La versión estadounidense de la revista Rolling Stone culmina el año con un listado de los «diez mejores álbumes latinos» de 2018, selección en la cual se incluyen tres títulos chilenos, y que encabeza «Vibras» del colombiano J Balvin, seguido por «El mal querer» de la española Rosalía y «Aura» del puertorriqueño Ozuna.

En el número 5, tras «Prisma Tropical, de los puertorriqueños Balún, aparece «Folclore Imaginario», de Gepe, estrenado en conmemoración del centenario del natalicio de folclorista Margot Loyola, y al cual la publicación no lo considera como un disco de covers o un homenaje, sino más bien como «una conversación apasionada con el trabajo y el legado de la fallecida cantante y etnógrafa».

Asimismo, se destaca la virtud del cantautor para desmontar «metódicamente el trabajo de Loyola en una colección abstracta de partes, de la que él y una amplia gama de músicos forman una serie de géneros (…) Para un artista como Gepe, conectar diligentemente los puntos entre el pasado y el presente, sienta las bases para un futuro más imaginativo».

En tanto, un par de escalones más abajo de «Claroscura», de los colombianos Aterciopelados, y «Real Hasta la Muerte», del puertorriqueño Anuel AA: en el octavo lugar, se encuentra quizás una de las mayores sorpresas del listado. Se trata del LP debut «Arriba es abajo», de Chini and the technicians, banda indie que integran Chini Ayarza y Roberto González.

En la reseña se describe al disco como «un conjunto peculiar de canciones de jangle-pop que solo podrían haber sido concebidas por los nerds del arte», así como también se destaca el uso de instrumentos como el ukelele, metalófono y sintetizadores, además de la habilidad de la vocalista y guitarrista para «deambular sin esfuerzo entre el rock-punk a suspiros más lejanos de reflexión».

En el noveno lugar está «Aztlán» de los mexicanos Zoé, y cerrando el Top 10, se ubica «Espejo», el reciente disco de Javiera Mena, y al que Rolling Stone lo define como «el más convincente» de su carrera, con una propuesta que se divide en dos sensaciones: por una parte, un Lado A que «lleva todos los golpes, como el puntal ‘Dentro de ti’ y el sintetizador tropical ‘Intuición'», y por otra, un Lado B en donde el disco «se corta los dientes», a través de un paisaje sonoro, tambores eléctricos y ferocidad vestida de neón en alguna de las canciones que lo componen.