Cuando las redes sociales recién comenzaban a aparecer en internet, pero aún no eran una herramienta masificada como lo son actualmente, la tendencia a principios del siglo XXI eran los blogs. Entre el año 2002 y 2003, Víctor Hugo Ortega, mientras era estudiante de periodismo, decidió crearse uno llamado «El Antiblog», espacio en el cual compartía textos de ficción y cuentos de su autoría. «Creo que fue una época muy buena pa mi generación porque la gente leía lo que escribías en internet y lo comentaba. Todavía no existía Facebook ni la cultura de los likes. Y así pasó que fui creando una pequeña comunidad de gente que volvía a mi blog para leer los cuentos», afirmó Ortega a agendachilena.cl

Uno de los escritos favoritos de sus lectores era «Al Pacino estuvo en Malloco», una historia tragicómica de un veinteañero que salía a andar en bicicleta a la cuesta de Pelvín, y alrededores de Malloco, y en una calle de parcelas se encontraba con Al Pacino regando un jardín, relatado de una forma en que se hacía creer que se trataba de una historia real. Diez años después, por sugerencia de un colega, tituló su primer libro físico con ese nombre. Y de ahí no paró más. «El acto de escribir es una necesidad vital para mí, así como el acto de producir libros es una necesidad de compartir con los demás. Antes, cuando era niño, escribía también en papel historias que inventaba en el colegio o que escuchaba de mi mamá y de mi entorno, pero ahora que lo pienso es en la época del blog donde sistematicé el oficio».

AUTOEDICIÓN

Sin embargo, ante la dificultad de encontrar una editorial que difunda y distribuya sus proyectos literarios, donde muchas veces se encontró con respuestas negativas, o simplemente sin ellas, principalmente por la falta de contactos, que muchas veces impide que muchos creadores artísticos puedan ver concretada sus respectivas obas, Víctor Hugo decidió estudiar a fondo el mercado editorial en Chile y en otros países para dar curso a la edición y gestión de sus propias publicaciones.

«Cuando me percaté de cómo se venía la mano respecto a mis ganas de escribir y a que no me estaban pescando, fui porfiado y no me quedé ahí. Le tenía mucha fe a mi trabajo porque sentía que lo que yo contaba no era el tipo de literatura que veía en las grandes librerías. Y a mí siempre me ha parecido importante innovar y jugar con el acto de contar historias, más allá de que se diga que todo está escrita», agrega el comunicador nacido y criado en Malloco, comuna de Peñaflor, Región Metropolitana, quien consideró importante contar la historia de este tipo de lugares en Chile.

En su investigación de alternativas para editar por su propia cuenta sus obras, se encontró con los casos de históricos de la literatura como Lucho Cornejo, Pablo de Rokha, José Donoso, Stella Díaz, Enrique Lihn, Luis Durán, Mauricio Redolés; y a otros nuevos como Felipe Risco, Mario Moreno Rodríguez, José Lizana, Magdalena Bruna, Jorge Álvarez y el famoso autor anónimo que hace unos años fue un fenómeno con La semana en que se juntan los siglos, quienes también iniciaron su carrera publicando de manera independiente.

«La cosa es que decidí sacar los libros por mi propia cuenta, saltándome toda la cadena y vendiéndolos yo mismo, como lo hicieron muchos de estos nombres. A lo que más le puse empeño fue a hacerle prensa a los libros. Los enviaba a todos los medios, la mayoría no me pescaban, pero hubo algunos que sí y ahí empezó un boca a boca que me ayudó a que los libros se hicieran un poquito más conocidos, porque están lejos de ser libros famosos. Por supuesto que con el segundo, tercer y cuarto libro las cosas se fueron haciendo más sencillas, porque ya tenía la experiencia de cómo mover un libro, y sabía que a alguna gente le podía interesar mi trabajo. Así logré que tuvieran mayor circulación y que hubiera interés por ellos incluso en otros países», explica el autor.

Foto: Chepo Sepúlveda Egaña

«ELOGIO DEL MARACANAZO»

Para octubre de este año está proyectada la reedición de su libro «Elogio del Maracanazo», cuya primera edición Ortega autopublicó en 2013. La particularidad es que tras varios años de esfuerzo, perseverancia  y trabajo, trabajará por primera vez con una editorial: Pero no de nuestro país, sino que de la mexicana «Librosampleados». El texto se compone de cuentos sobre la consecuencias sociales que tiene el fútbol en la vida de los personajes.

En palabras de Víctor Hugo Ortega, «el relato principal y que da título al libro, cuenta la historia de dos amigos chilenos futboleros que deciden viajar hasta Uruguay para conocer a Alcides Ghiggia, el último sobreviviente del llamado “Maracanazo” de 1950, en que Uruguay ganó la Copa del Mundo al derrotar a Brasil en Río de Janeiro. Ghiggia fue el autor del gol del triunfo, el 2-1 que estos chilenos consideran el gol que cambió la historia del fútbol».

Este cuento se conecta con otros momentos inolvidables de este deporte, como «El tiempo de Zamorano y Salas», donde un personaje recuerda sus idas al estadio en las Eliminatorias rumbo al Mundial de Francia 1998 con una familia que no era la suya; nostalgia está presente también con mayor o menor grado de referencias futboleras en «La lealtad de los árboles» y «La intriga de los fumadores», que se mezclan a su vez con relatos sobre íconos populares como «El fotógrafo de Bielsa» y «Yo ayudé al Coto Sierra a hacer ese gol». En esta nueva edición, se agregará un cuento nuevo hablado en mexicano, con la novedad también de la decisión que tomen los responsables de la editorial, María Amor y Nahum Torres, respecto a los modismos chilenos y su adaptación al público mexicano.

¿Dónde se encontrará en Chile y cuáles son tus siguientes pasos en el mundo literario?

«La distribución del libro se hará principalmente en México, a través de las vías que maneje Librosampleados. Y me imagino que en Chile venderé yo algunos ejemplares mano a mano, y otros se irán a algunas librerías pequeñas. Respecto a lo que viene para mí, hace unos meses terminé mi primer libro de poemas,  «Latinos del Sur», anhelo que venía también de la época de la universidad. Este será editado por Hojas Rudas, un proyecto editorial chileno bien interesante, con publicaciones en formato objeto, y que acaba de sacar un libro que me gustó mucho, Bolsas, de Diego Alfaro Palma, que aprovecho de recomendar.

Así que en resumen, puedo decir que este 2017 ha sido un año muy gratificante para mí. Pasé de cuatro libros publicados de forma independiente, a que dos editoriales se interesaran por mi trabajo en dos géneros distintos. Es como para hacer una fiesta…»

“Este libro tiene un lector ideal: los que medimos la vida como aquello que ocurre entre un mundial y otro. Los cuentos de Víctor Hugo Ortega conforman una novela tácita en la que se prescinde de todo, salvo los vínculos ―a veces profundos, otras veces pasajeros― que únicamente el fútbol genera. Entre el humor y la solemnidad, el autor nos recuerda que a los mejores textos los anima tanto el oído como el corazón. Puro acierto donde tantos fallan, Elogio del Maracanazo no se lee: se lo escucha”, Martín Felipe Castagnet, escritor argentino para la contratapa de la edición mexicana de «Elogio del Maracanazo».